CUANDO LA SUEGRA CIERRE LOS OJOS
Abuelita, cierra los ojos.
¿Y por qué quieres que cierre los ojos?
Porque papá dice que cuando cierres los ojos seremos millonarios…
¿Y por qué quieres que cierre los ojos?
Porque papá dice que cuando cierres los ojos seremos millonarios…
EL VIOLINISTA Y EL LEÓN
Este era un violinista que se perdió en las jungla, cuando a lo lejos vio un león, en su desesperación se puso a tocar el violín como un loco, el león se acerco y se sentó en frente como escuchándolo.
De pronto apareció otro león e hizo lo mismo.
El violinista pensó: "Ya sabia que esta carrera me salvaría algún día", cerró los ojos un segundo y al abrirlos había mil leones a su alrededor.
Ya sudando frío, vio a lo lejos otro león, y se levantó para hacerlo detener mientras iba a su encuentro, siempre tocando el violín, pero el león no se detenía y en un segundo se lo comió.
Viendo estó, se levanta otro león y dice:
"Ya sabía que este sordo nos iba a malograr el concierto."
De pronto apareció otro león e hizo lo mismo.
El violinista pensó: "Ya sabia que esta carrera me salvaría algún día", cerró los ojos un segundo y al abrirlos había mil leones a su alrededor.
Ya sudando frío, vio a lo lejos otro león, y se levantó para hacerlo detener mientras iba a su encuentro, siempre tocando el violín, pero el león no se detenía y en un segundo se lo comió.
Viendo estó, se levanta otro león y dice:
"Ya sabía que este sordo nos iba a malograr el concierto."
LAVANDO AL GATO
Estaba una niña lavando un gato y pasa una señora y le dice:
"Pero niña, ¿qué haces lavando un gato?, ¿no sabes que así se puede morir?
Y la niña le contesta:
"¡No se muere el gato, es muy fuerte!"
Se va la señora, y en un ratillo pasa de nuevo por el lado de la niña y le pregunta:
"¿Por qué lloras?"
"Porque se me ha muerto el gato."
Y le dice la señora:
"¿No te dije que se podía morir?"
"Pero no ha sido al lavarlo, ha sido al exprimirlo."
"Pero niña, ¿qué haces lavando un gato?, ¿no sabes que así se puede morir?
Y la niña le contesta:
"¡No se muere el gato, es muy fuerte!"
Se va la señora, y en un ratillo pasa de nuevo por el lado de la niña y le pregunta:
"¿Por qué lloras?"
"Porque se me ha muerto el gato."
Y le dice la señora:
"¿No te dije que se podía morir?"
"Pero no ha sido al lavarlo, ha sido al exprimirlo."